El abogado especializado en seguridad social y ex funcionario Walter Arrighi analizó el presente y futuro del régimen de jubilaciones en el marco de las VII Jornadas de Actualización Previsional en la Universidad Fasta. Citó distintos modelos internacionales y remarcó que el país debería convocar a una discusión amplia y con expertos para repensar el sistema.
En la Universidad Fasta se desarrollaron las VII Jornadas de Actualización Previsional, un espacio de debate académico y profesional sobre la evolución del sistema de jubilaciones en la Argentina que se dio justamente en un contexto en el que el Gobierno nacional se comprometió con el FMI a presentar a fines de 2026 una revisión del sistema.
La actividad fue organizada por la cátedra de Derecho Previsional de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, y reunió a docentes, abogados, empleados judiciales y especialistas en seguridad social para revisar el régimen vigente y discutir posibles modificaciones.
Uno de los expositores centrales fue Walter Arrighi, abogado especializado en seguridad social. A lo largo de su carrera, fue Jefe de Gabinete de la Secretaría de Seguridad Social, director nacional de Políticas de la Seguridad Social, Subsecretario de Políticas de la Seguridad Social y Secretario de Seguridad Social de la Nación. Cuenta con una extensa trayectoria en la negociación de convenios internacionales en la materia: mientras fue funcionario Argentina celebró nueve convenios, siete de ellos bilaterales y dos multibilaterales.
En diálogo con LA CAPITAL, Arrighi planteó que “uno de los temas más importantes es la definición de cuál es la jubilación que queremos, cómo la calculamos y, frente a un sistema como el nuestro, que ha tenido inflación desde la década del 40, cómo actualizamos esa jubilación”.
El especialista advirtió que el sistema argentino es particularmente complejo: “No solo existe la ANSES que administra el régimen nacional, sino que también tenemos 13 cajas provinciales, 22 cajas municipales y más de 70 cajas de profesionales. Además, vamos de un trabajo a otro aportando a diferentes regímenes. La inquietud de cómo nos jubilamos, quién paga, cuándo y cuánto, es también muy interesante”.
Actualmente, el sistema cuenta con alrededor de 7 millones de beneficiarios, de los cuales más del 60% cobra la mínima. “Esto se debe a que muchas personas no completaron los 30 años de aportes requerido”, dijo Arrighi y agregó que “las distintas moratorias han generado que mucha gente acceda porque su empleador no le aportó o por otras razones. Pero eso también tensiona la sustentabilidad del sistema”.
Su exposición en el auditorio “Emilio Botín” de la Universidad Fasta abordó el tema del denominado “invierno demográfico”, concepto que analizó al hablar con este medio: “Es una expresión gráfica interesante, porque tenemos una baja tasa de natalidad y una mayor expectativa de vida. Sin embargo, los demógrafos señalan que no es tan exacto hablar así, ya que hay otros factores que influyen, como la inmigración o incluso la pandemia”, explicó.
Y agregó: “En Europa ya pasaron por situaciones similares. España, por ejemplo, mejoró la relación entre activos y pasivos regularizando la inmigración. En la Argentina somos uno de los países con mayor inmigración en América, pero a los extranjeros que quieren trabajar acá les resulta muy difícil obtener residencia y empleo formal. Y uno de los problemas más graves de nuestro sistema previsional es justamente el elevado índice de trabajadores en negro”.
Arrighi estudia desde hace años los modelos previsionales que se desarrollan distintos países del mundo. Pero, ¿cuál podría considerarse para implementar en Argentina?
“Todo el mundo habla del caso sueco, que diseñó un sistema intermedio entre la capitalización y el reparto. Ellos anotan los aportes de cada trabajador y los actualizan, sumando un régimen de ahorro y una garantía de haber mínimo. Es un modelo muy interesante, pero la pregunta es: ¿sirve para la Argentina? ¿Podemos aplicarlo en una población y una economía como la nuestra?”, reflexionó.
Más allá de las diferencias, Arrighi consideró que lo más valioso del ejemplo europeo es el modo en que discuten estas reformas: “La agencia sueca de pensiones convocó a una discusión con expertos y con quienes habían sido los autores del sistema. Eso sería fantástico en Argentina. Tenemos que hacer una muy buena discusión con expertos, definir cuánto queremos que sea la jubilación, cómo la financiamos y qué esquema nos resulta más justo y sostenible”.
El especialista recordó que en el mundo existen dos grandes modelos: los que pagan en función de los aportes realizados y los que garantizan una prestación básica igual para todos, financiada con impuestos. “En la práctica, la mayoría de los países combina ambos esquemas. En la Argentina probamos la capitalización en los años ’90 y fracasó. Otros países, como Chile, debieron corregirlo creando un haber mínimo mayor porque los beneficios eran demasiado bajos”, explicó.
También apuntó a la necesidad de revisar los regímenes especiales: “Hoy existen inequidades que generan injusticias. Alguien que aportó 35 años y entra en un régimen distinto puede terminar con un beneficio que no se condice con lo aportado. El de los regímenes especiales es un tema a solucionar también.”
En relación a una posible reforma previsional, como la que el Gobierno nacional analiza en el marco del acuerdo con el FMI, Arrighi dijo: “Me parece muy difícil pedirle al presidente que opine sobre el tema”.
Y enseguida, amplió: “La seguridad social es una materia que requiere conocer de matemáticas, geografía, demografía y estadísticas. Esto requiere expertos. No es un debate que se pueda resolver en poco tiempo, sino que debe ser amplio, con participación social y política”.
En ese sentido, destacó el ejemplo de España: “Allí en 1995 se creó el Pacto de Toledo, que todavía funciona en el Congreso con una comisión. La última reforma fue aprobada por esa comisión y además recibió el aval de la Comisión Europea. Fue magnífico porque surgió de un consenso político y social muy amplio”.
Finalmente, Arrighi insistió en que la Argentina debe abrir un proceso similar: “Sería interesante discutir como se hace en Europa. No se trata solo de cuánto paga cada trabajador, sino de establecer cómo se financia y definir qué sistema de jubilación queremos como sociedad”.